Pueblos artesanales
Caleidoscopio
de Artesanías
María
de Jesús Daza Bonnier
Historiadora
– Comunicadora Social
Después
de mil contratiempos al fin recorremos, nuevamente, las secas y
áridas tierras de Lara. Palavecino, un oasis en el desierto, con su
verde Terepaima, colores y sabores que nos deleitan al atardecer
rojizo del crepúsculo larense, artesanos que trabajan a puertas
abiertas en sus talleres para que todo el que así lo desee pase y
disfrute de obras en papel, vidrio, hierro, cerámica, cuero o
madera; al amanecer la vía nos lleva a Tintorero, donde la vista se
llena y se desborda con artesanías de todo el país, sombreros,
hamacas, chinchorros, mantas, tallas, cacuy, sillas, bolsos, carteras
y todo lo utilitario hermoso, realizado con el amor de manos
trabajadoras. Cambiamos de vehículo y nos enrumbamos a Carora, donde
el diablo anda suelto, nada puede definir mejor el calor de
este pueblo como la frase de mi amigo Bruno Crespo: “En Carora se
hospeda el Sol y si le tocara nacer de nuevo, nacería en Carora”.
Alemán,
tierra de alfareros, en la otra banda de la ciudad, allí desde
tiempos inmemoriales vivía el pueblo obrero. Llena la vista una
primera imagen de patios de trabajo e inmensas rumas de hermosas
tejas, casas entre naranja y ocre, donde techos, pisos y paredes son
de barro rojo cocido. Es asombroso llegar al pueblo y ver como todas
las manos amanecen trabajando en los patios, horno en grandes
extensiones para el secado de quinientas tejas, quinientos bloques,
quinientos adobe, que es la diaria cuota que cada trabajador aporta
para seguir construyendo la leyenda de un pueblo que se enorgullece
de haber nacido de uno de los primeros inmigrantes alemanes que llego
a nuestra América.
Tarcisio
González, el líder de la comunidad, cuenta que cuando los Welser
salieron de Coro, buscando tierras para la conquista, vinieron hacia
los valles de los Jiraharas, hoy Estado Lara; de sus comitivas dos
hermanos deciden quedarse en Carora, al descubrir la riqueza de las
minas de arcilla en el actual caserío Alemán, allí su progenie fue
la semilla del mestizaje en este pueblo de alfareros, además, acota
que las viejas casonas de los Godos del Casco Histórico de la
Ciudad de Carora, fueron construidas con loza de construcción de la
otra banda: Alemán.
Dice una
canción de Adelis Freites: Por la curva de San Pablo / casi llegando
a Carora / se formó una sampablera / tenían una discusión / el
gavilán de Don Pío / y el gavilán de Canela / ¡Ay! gavilán
trabalengua / ¡Ay! gavilán tocuyano / Pío Alvarado y Canela / se
dan la mano. Por estas curvas llegamos a Palo de Olor, pueblo seco,
construido sobre la hondonada de una quebrada, donde la brisa olvidó
que el sol es inclemente. Su nombre proviene de un árbol cuyas
flores eran muy olorosas, el cual ya no existe en la zona.
El
cuatro, como el de Adelis Freites, Pablo Canela y Don Pío Alvarado,
tienen su refugio en Palo de Olor. De cada casa sale el color del
aserrín, pilas de madera, y el trasiego de trastes y cabezas de los
instrumentos, pasan de taller en taller, un maestro construye un
proceso y otro lo termina, las mujeres pintan tricolores en pequeños
cuatros que irán a los puestos de la carretera.
No se
imaginaron Eladio y Liborio Pérez Chirinos, quienes en la primera
mitad del siglo XX, iniciaron la fabricación de cuatros en Palo de
Olor, que después de más de cien años, familias completas vivirían
de esta industria tradicional, maquinarias especializadas se alternan
con las gubias, cinceles y cepillos, una industria artesanal a cielo
abierto, da vida al cuatro de concierto que han recorrido el país y
mundo en las manos de Fredy Reyna y Alí Aguero entre otros
virtuosos.
Del
pueblo de palo de Olor, con sus familias dedicadas a la fabricación
de cuatros, pasamos a San Pedro Caliente, por el camino de las
antiguas loceras, que identificamos con las pimpinas de los
tinajeros y aguamaniles, los cacharros de barro regados a lo largo y
ancho del país, y que aún hoy nos recuerda un antes y un después
en nuestra cultura, el antes de la llegada de las neveras y el
plástico que nos trajo el petróleo.
Cuando
vemos las vasija de barro cocido en quema a cielo abierto, impresiona
el imponente colorido que puede dar la combinación de leña, bosta y
algunos minerales como el hierro a una pieza de barro, esas son las
obras artesanales que encontrará en San Pedro Caliente, pueblo al
cual llegamos por la vía Lara – Zulia. Buscamos primero a Jairo
Paéz, bastante conocido por su trabajo cultural y social en el
pueblo, pudimos ver su taller, hornos, y sobre todo su producción
artesanal, Jairo es reconocido, ya que la vasija con los restos
simbólicos de Guaicaipuro - representado con tierra
proveniente de las distintas regiones del país, simbolizando así la
unión nacional y nuestros fundamentos ancestrales-, llevada al
panteón Nacional, fue elaborada por éste artesano.
Providencia
Suarez, maestra del barro, con sus sesenta y dos años es la
matriarca de los artesanos de San Pedro Caliente, que día a día y
en cada una de sus quemas a cielo abierto reviven los colores y
texturas de los tiestos ancestrales, con su hijo Mario Carrasco y
toda la familia, pasan sus días moldeando y puliendo piezas que
llevan impreso el nombre de Venezuela hacia Brasil, Argentina,
Italia, Francia.
Salimos
del mundo mágico de la loza y el barro, para adentrarnos en la ruta
del cuero, la pieza calibrada de un cuero de res, templada para un
tambor, que nos invita al festejo de los bailes de los sones de
negros del mes de junio, pudo fácilmente hacer nacido en la
curtiembre de los Arangues, Chivos, serpientes llegan en sangre a las
manos del maestro Ángel Acevedo, quien los trabajo hasta
convertirlos en un cuero seco para un tambor o en la hermosa piel que
mantiene el colorido del pelaje o escamas del animal en vida.
Este
caleidoscopio de artesanía, en los cuatro puntos cardinales del
Municipio Torres, en los llanos de Carora, nos muestra la riqueza de
un pueblo libertario, que no se amilana ante sus necesidades
materiales y espirituales por construir su propio imaginario, desde
la raíz y con materiales originarios crean obras que por siglos han
asombrado con su belleza, color y sonido autóctono a propios y
extraños.
QUE BUENO ESTUVO ESE RECORRIDO POR EL ESTADO LARA Y PRINCIPALMENTE POR EL MUNUCIPIO TORRES (CARORA)
ResponderEliminarQUE BUENO ESTUVO ESE RECORRIDO POR EL ESTADO LARA Y PRINCIPALMENTE POR EL MUNUCIPIO TORRES (CARORA)
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